Milosevic contra todos en La Haya
Slobodan Milosevic cumplió su tercer año sentado en el banco de los acusados del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) el pasado mes de febrero. Es el primer cabeza de Gobierno a nivel mundial que se enfrenta a un tribunal internacional después de los juicios que tuvieron lugar en Nuremberg (Alemania) y Tokio (Japón), después de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de que muchos políticos y juristas occidentales aseguran que el juicio de Milosevic es todo un éxito, muchas críticas contrastadas apuntan a lo contrario, ya que no se están respetando los principios del Derecho Internacional o Derecho Natural (Ius Gentium).
Entre las muchas críticas que está atrayendo el tribunal asentado en la ciudad holandesa de La Haya, se encuentra una vieja crítica que ya se reflejó en los juicios de Nuremberg y Tokio, lo que se llama en inglés victor´s justice; es decir, la justicia de los vencedores. Al igual que los aliados en la Segunda Guerra Mundial (Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Rusia comunista) juzgaron a la otra parte del conflicto, en La Haya, Milosevic, al igual que otros serbios, está siendo juzgado por la otra parte del conflicto, la OTAN, organización militar transatlántica que causó alrededor de 500 bajas de ciudadanos civiles serbios durante las campañas de bombardeos. Según fuentes de la misma institución, sus aeroplanos lanzaron alrededor de 25.000 municiones sobre la población civil de Belgrado y otras ciudades, contrario a los Protocolos y Convenciones de Ginebra, ya que el efecto de esos ataques no podía diferenciar entre objetivos militares y civiles.
Hay muchos especialistas en este asunto que afirman que la campaña de bombardeo de la OTAN de 78 días fue un crimen contra la humanidad. Los aliados confundieron los objetivos, aunque en ese aso, al igual que en la Segunda Guerra Mundial, los llamaron errores o daños colaterales, como en las guerras de Irak y Afganistán.
La Toga habló en la sede del TPI en La Haya con su portavoz, Jim Landale, quien asegura que el tribunal “definitivamente no es una corte de la OTAN. Es una corte internacional. OTAN ha cooperado con el tribunal y ha ayudado a coger a los acusados”. Estas declaraciones de Landale no parecen ser lógicas, debido a que una parte del conflicto no puede ejercer de policía internacional y detener a su contrincante. Cuando esto ocurre, muchos juristas lo definen como justicia de los ganadores.
Landale insiste en que el tribunal que él representa es una corte “independiente que resiste la presión política”; aunque reconoce que el TPIY “existe en una atmósfera muy politizada, pero no tiene ningún efecto en las decisiones tomadas por el tribunal. Sus decisiones tienen consecuencias políticas pero no están basados en decisiones políticas”.
Según datos del mismo tribunal, la legitimidad del bombardeo de la OTAN es “bastante debatible”, y afirma que al no haber sido secundado por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, puede ser denominado como un “crimen contra la paz o un crimen de agresión”.
El artículo 1 del tribunal de La Haya da el poder para “procesar a personas responsables por serias violaciones de la ley internacional humanitaria cometidas en el territorio de la antigua Yugoslavia desde 1991”, lo cual también atañe a la OTAN. El jefe de prensa de la OTAN, Eric Povel, dijo a La Toga en Bruselas que la detención de Milosevic fue “necesaria para mantener la paz en la zona. Pero esta gente necesita un juicio justo. Lo más importante es que se ha hecho justicia con el Sr. Milosevic.
Es un buen ejemplo para prevenir nuevos dictadores, ya que saben que pueden ir a La Haya”. Esta opinión parece ser algo subjetiva, ya que puede entenderse que la justicia internacional sólo tiene efecto sobre dictadores o políticos no occidentales. Además, debemos tener en cuenta que Milosevic fue elegido en las urnas en los 90, e incluso en las elecciones del pasado mes de diciembre en Serbia y Montenegro el grupo que él lidera, Partido Socialista de Serbia, obtuvo 21 asientos en el Parlamento.
La UE apoya a Milosevic
El antiguo enviado de la Unión Europea a los Balcanes, David Owen, describió en juicio en La Haya el pasado mes de diciembre a Milosevic como “inteligente y pragmático”. Lord Owen dijo incluso que el antiguo presidente de Yugoslavia no era “un purista étnico ni un racista fundamentalista”, lo que fue un trago muy duro para la fiscalía del tribunal, debido a que el testigo fue llamado por la misma. Por lo tanto Lord Owen no declaró como era de esperar ante los jueces y fiscales (que a veces parecen estar demasiado de acuerdo), ya que David Owen fue incluso más lejos: “Milosevic no era del tipo que quería expulsar todos los musulmanes de Serbia, él sólo quería que los serbios fueran mayoría. No creo que Milosevic fuera un fundamentalista; él es, ante todo, un hombre muy pragmático”.
Naciones Unidas defiende a Milosevic
Asimismo, la fiscalía se está acostumbrando a este tipo de declaraciones a favor del antiguo presidenta de Yugoslavia. En el día 239 de su juicio (18 de septiembre), el ex oficial civil y político de Naciones Unidas en Sarajevo, de 1993 a 1999, David Hartland, indicó en la corte que “no hay conexión directa establecida en el dossier entre Milosevic y las masacres de Srebrenica”, declaraciones que fueron un duro varapalo para la fiscalía. Al mismo tiempo, las críticas llueven sobre el TPIY, unas de las más mencionadas es que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no tiene el poder de establecer un Tribunal Internacional, como es el caso del que se menciona, si no que es la Asamblea General de ONU la que tiene ese poder. Landale afirma que eso no es verdad, “ya que la Asamblea General permitió al tribunal escoger los jueces y aprueba nuestro presupuesto cada año”.
Otra crítica muy importante es acerca del trabajo de traductores e intérpretes, cuando los testigos declaran en albano o serbio, y después interpretado y traducido al inglés. Según el dossier de Misión en Kosovo, escrito por el Departamento de Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Administración Interina de Misión en Kosovo (Uniamk), “la calidad del lenguaje de traducción e interpretación en los tribunales de Kosovo es injusto y defectuoso por los fallos de los intérpretes al comprender los dialectos locales”. Además, a juicio de la misma fuente, los intérpretes “no están entrenados profesionalmente y no tienen experiencia previa de trabajar en juicios. El problema se complica al tener que decidir si un testigo declara inconsistentemente”. Este organismo también critica los veredictos tan dispares que se están dando en los juicios, ya que les falta unidad y comprensión.
Dos billones de dólares por Milosevic
Contra todo tipo de leyes nacionales e internacionales que se refieren a la soberanía, Slobodan Milosevic fue transferido a La Haya, mientras el primer ministro en el momento, Zoran Zizic, y otros ministros dimitieron en protesta por la extradición. Zizic dijo en su momento que la “extradición de Milosevic fue una violación de la Constitución”, Carta Magna de todo gobierno.
Más de 60 países e instituciones internacionales recaudaron 1.28 billones de dólares para reconstruir un país destruido por las bombas de la OTAN, con sanciones económicas y 13 años de una mala gestión (en manos deMilosevic), si éste era transferido a La Haya. Estados Unidos particularmente amenazó al presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica, diciéndole que le concederían 100 millones de dólares para reconstruir Serbia si mandaban a Milosevic a Holanda, ya que estaba acusado en Yugoslavia sólo por fraude y abuso de poder.
Lo más curioso es que EE.UU. no ha ratificado ninguna corte internacional, por lo que se supone que no cree en las mismas. Además de que llovieron críticas incluso desde el mismo gobierno norte americano cuando el senador demócrata Patrick Lleahy argumentó que la detención de Milosevic no es justificación para seguir ayudando económicamente a Kostunica. La polémica extradición de Milosevic efectuada por el político serbia pro-estadounidense Zoran Djindjic (quien sería asesinado en 2003) fue criticado por todos los partidos de la oposición en Serbia. Djindjic fue acusado además de llevar a cabo la extradición de sorpresa, para que el gobierno no pudiera organizar una actuación contraria a esta decisión unilateral.