Esta crisis
Algunos se empeñaron en no verla. O pensaron que era preferible esperar a que la, superasen los vecinos, que ya nos tendrían que hacer sus pedidos. La dura realidad ha demostrado que se equivocaban.
El año ha terminado con cifras de lo más negativo; 4.326.500 parados, según EPA, con la tragedia de que un millón de ellos no tiene cobertura alguna. Paralelamente, las prestaciones sociales han subido de 21.047.000 en Junio de 2.008, a 31 millones en Diciembre de 2.009; los cotizantes a la Seguridad Social bajan de 19 millones en Junio de 2.008 a 17.506.000 en Diciembre de 2.009. Los números se comentan solos.
Y lo que es peor, nuestro déficit público es del 11’2%, cuando lo previsto iba a ser el 9’5 % y esto partiendo de que en 2.007 todavía hubo superávit. España ha llamado la atención de los mercados internacionales. Jacques Artali en L’Exprés; Jaques Marseile en Le Monde han influido para que se nos alinee con Grecia e Irlanda, deudores endémicos. Lo cual no es justo, pero tanto el Financial Times como el Newseeck, han alertado a la opinión. No se trata de una campaña de descrédito. Con suficiente antelación lo había anunciado tanto el Gobernador del Banco de España como el Comisario Almwnia, ninguno de los cuales es sospechoso de enemistad con el Gobierno. Como tampoco Krugman que ha pasado de alabar al Gobierno hace unos meses, a una posición crítica en la actualidad, a partir de Davos (Suiza) y de las opiniones del gurú Roubini; Alinear a España con esos países es tan disparatado como no incluir a Gran Bretaña, que tiene un déficit mayor que el nuestro.
La crisis no ha sido tratada como tal, o tratada con medidas insuficientes. El Plan E ha gastado 13 mil millones; no ha reactivado la economía, aunque dió trabajo. Pero se ha orillado a la iniciativa privada, que padece una verdadera sequía de créditos. Sabemos que el efecto multiplicador del gasto público es del 0’6 %, mientras que el del gasto privado es justamente el doble según cálculos de Rubén Barro. Esto no es ideología ni neo-capitalismo, sino simplemente, expresión de la realidad. En Economía las cosas no se arreglan por decreto ni con buenas intenciones. Hace falta la inversión suficiente en tiempo oportuno.
Cuando los empresarios están cansados de esperar y desalentados de pedir créditos a la Banca, y al Sector oficial, (léase ICO) se ven abocados al cierre, una medida dolorosa que nadie quiere para su empresa, o peor aún, como medio de subsistencia, a trabajar clandestinamente. No han tenido acceso al Plan E ni a avales análogos concedidos a la Banca. Se ha olvidado que el 90% de las empresas son Pymes, las más débiles individualmente, pero mantienen el 90% del empleo. En este último año ha desaparecido cerca de un millón de autónomos, catástrofe industrial y humana, como consecuencia de la crisis financiera.
El nuevo instrumento que el Gobierno ofrece, una vez aprobado por la Comisión Europea, se llama Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (abreviadamente FROB) tan esperado por las Cajas de Ahorro, resulta tardío para éstas, y sobre todo caro y exigente. Dinero al 7,75% a devolver en cinco años. Otras condiciones son: que no se pueden repartir dividendos superiores al 30% ni dotar Obras Sociales, y en caso de incumplimiento, el interés se elevaría al 9,75%.
Siete trimestres en recesión. Nuestro PIB (Valor de los Bienes y Servicios producidos durante el año) debe incrementarse al 3%, pero seguimos en negativo, o sea -3’6%, mientras el paro se aproxima al 19% oficial aunque sabemos que es mayor y somos los primeros en desempleo en Europa.
Las reformas inmediatas han de apuntar a estructuras tan delicadas como educación, trabajo y energía, pero serán dolorosas e impopulares. Ni el Gobierno ni ningún partido político ha querido comprometerse pues se deben suprimir Ministerios superfluos, reducir gastos suntuarios, controlar Autonomías, Diputaciones y Ayuntamientos e instar del Banco de España la intervención de tantas cajas de ahorros. ¿Quién es capaz de decirle a los funcionarios y a los jubilados que en esos países se han reducido los sueldos y las pensiones?
Las medidas adoptadas en nuestro caso, como subir el IVA, gravar el ahorro y proponer despidos a la austriaca, ni siquiera han merecido la aprobación de los amigos.
Otro particular es la deuda pública, que crece diariamente y alcanza el 55% del PIB. La mitad se encuentra en manos extranjeras y si dejamos de pagar intereses, pedirán más, calificándonos de informales (ellos dicen PIGS), preferible no traducir. El peso de la deuda, se transmite como es sabido hacia las generaciones venideras.
No quisiera ser pesimista, pero todos los países del G-20, han salido ya de la crisis menos nosotros. Incluso hemos perdido 3 puestos en el listado Internacional. Una medida de combate, pudiera ser la reactivación puntual de ciertos sectores de la construcción. El denostado sector del ladrillo, nos dio tiempo atrás, bienes y servicios. Esparcidos por toda la geografía española, hay miles de millones de euros de obras inconclusas, proclamando la ruina de promotores, compradores y avalistas. Si sólo sabemos construir ¿Por qué no facilitar la terminación de esas obras? Esas y no otras: la idea puede tener detractores, pero no tenemos otra industria de cabecera y si antes nos llevó al Boom y al Crack, ahora con limitaciones férreas, pueden ser un factor de recuperación parcial que tanto necesitamos.