Entrevista al decano José Joaquín Gallardo
«Me voy feliz, agradecido y emocionado
por el cariño y la gratitud que me muestran
mis compañeras y compañeros»
Entrevista del periodista de tribunales Jorge Muñoz, publicada en Diario de Sevilla
José Joaquín Gallardo (Sevilla, 1955) recibe a este periódico en el que aún es su despacho en el colegio desde hace 24 años y que en los próximos meses ocupará el decano electo, Óscar Cisneros. Tiene muy presente que está viviendo un hito en su vida y destaca las numerosas muestras de afecto y cariño que está recibiendo de “los suyos”, en alusión a todos los abogados sevillanos.
El relevo llegará pronto tras 24 años en el cargo y cinco mandatos… ¿Y ahora qué va a hacer?
Continuaré ejerciendo la profesión y disfrutando del afecto y amistad de muchos de mis compañeros. Por fortuna al final de mi decanato constato mucha empatía con los míos y mucho cariño hacia mi persona, al que yo correspondo con toda la gratitud del mundo. Ahora quedaré a su disposición para servirles en lo personal de la mejor manera posible.
¿Cómo está viviendo su marcha de la institución?
Estoy viviendo una feliz despedida del cargo, consciente de que tras el relevo sentiré un enorme vacío. Tengo claro que ahora en mi vida se produce un cambio importante, porque mi dedicación al Colegio ha sido vivencialmente muy intensa durante los 32 años que he compaginado la vida colegial con mi actividad profesional. Antes de ser elegido decano fui ocho años secretario de la Junta de Gobierno con dos decanos distintos, de los que aprendí mucho. Fueron mi maestro Manuel Rojo Cabrera y mi antecesor José Ángel García Fernández, ambos ya fallecidos. De ellos aprendí lo que los abogados querían que fuese su Colegio y también lo que no se debía hacer en ningún caso. Recuerdo con nostalgia como don Manuel Rojo logró convencerme para que presentase mi candidatura a ser secretario de la Junta de Gobierno. Luego pasaron los años y me fuí enganchando a la vida colegial hasta acabar enamorándome de la institución, de lo que ella representa y de las personas que la integran. Tengo muy presente que ninguno de mis predecesores logró ser reelegido y que mis veinticuatro años de decanato constituyen un periodo excepcional en la historia del colegio. Por eso ahora siento una enorme gratitud hacia todos los míos, que tantas veces han depositado en mi su confianza. Me emociona el cariño y la gratitud que en estos días me están manifestando muchas compañeras y compañeros.
¿Por qué decidió no presentarse al sexto mandato?
Prácticamente desde que gané las últimas elecciones venía pensando que éste debía ser mi último mandato. Pronto cumpliré 64 años de los que habré dedicado 32 al colegio, lo que implica que he dedicado exactamente media vida a procurar servir a los abogados sevillanos. Además el relevo en el decanato se producirá cuando cumpla cuarenta años como letrado en ejercicio y ya soy abuelo de cinco nietas. Por todo ello he creido que era el momento de la despedida, aunque a muchos les ha contrariado la decisión y tengo la certeza de que el colectivo me hubiera apoyado en unos nuevos comicios. Desde que el 24 de enero de 1.995 tomé posesión del decanato por vez primera, siempre he tenido muy claro que cada elección constituía sobre todo un reto de futuro: procurar que al final de cada mandato mis compañeros aprobaran en las urnas la gestión de la junta de gobierno y así ha sucedido siempre. Tengo la satisfacción de haber incrementado en cada proceso electoral el número de votos. Es decir, que ha ido creciendo la confianza en mi persona y en las juntas de gobierno que he presidido. Soy profundamente creyente y doy gracias a Dios por haberme permitido servir a los míos durante tantos años desde esta institución a la que tanto quiero. Me voy feliz, agradecido y emocionado por el cariño y la gratitud que mis compañeras y compañeros me muestran constantemente.
Hay rumores que apuntan a que podría ser el consejero de Justicia en el nuevo gobierno del cambio en Andalucía…
Algunos me han comentado algo sobre esos rumores pero muy probablemente se quedarán en rumores porque nunca me he planteado dedicarme a la política. A lo largo de estos 24 años me han hecho guiños políticos de todos los colores, pero siempre los he eludido porque he tenido muy claro que mi función social era la de servir desinteresadamente a los abogados y a los sevillanos desde esa institución libre e independiente que es el Colegio de Abogados. Soy liberal por naturaleza y estoy acostumbrado a ir por libre en la vida. Yo no encajaría en la estructura de ningún partido político. Desde el Colegio me he realizado plenamente tras dedicarle muchísimas horas de mi vida a la abogacía. Ante tantas satisfacciones como siempre me han proporcionado los mios, pronto he olvidado los malos ratos vividos.
¿Cuál es el secreto para aguantar cinco mandatos y arrasar en las elecciones?
El secreto es muy sencillo. Actuar de frente y por derecho, tener las ideas claras, no mantener un doble discurso y siempre anteponer a todo el interés legítimo de los míos, el interés legítimo de mis compañeras y compañeros. Nunca he pretendido beneficiarme del cargo y a la postre ello me ha proporcionado la mayor de las satisfacciones: el cariño, la gratitud y el reconocimiento de los míos. Mi reto ha sido propiciar un Colegio cercano y útil para los abogados y en ello he trabajado cada día, atendiendo con celeridad a cada persona y procurando solucionar cada problema particular. Cuando el abogado sabe que verdaderamente puede contar con su decano en cualquier momento y circunstancia, te renueva continuamente su confianza en modo de voto. Se trata de ser auténtico y no jugar a la demagogia ni a la palabrería barata y falsa. Supongo que ese es tambien el secreto de los alcaldes que son reelegidos reiteradas veces, más en atención a su persona que a las siglas políticas.
¿Y eso supone atender a cualquier hora a un compañero?
Naturalmente. Mi prioridad siempre ha sido atender al compañero a la mayor brevedad y con el mayor interés. Muchos me agradecen haber recibido llamadas mías a horas intempestivas porque se trataba de asuntos de su interés. Mi teléfono siempre ha estado abierto a todos y a cualquier hora. Yo diría que me han reelegido tantas veces gracias a mi teléfono móvil. Siempre me ha producido especial satisfacción atender a los mios y así sentirme útil.
¿Cuál ha sido el mejor momento en todos estos años?
El mejor momento probablemente sea el presente, cuando estoy constatando que el esfuerzo desarrollado a lo largo de estos años se ve recompensado con mucho afecto y gratitud. Este es un momento grato y feliz para mí, aunque con una cierta sensación de vacío inminente. Intuía que todo esto podía suceder, pero no sabía que me iba a emocionar tanto. Tampoco sabía que iba a darme cuenta de lo mucho que quiero a mis compañeros y de lo que ellos me aprecian a mí. Siempre he sabido que el Colegio es importante porque importantes son todos y cada uno de quienes lo integran.
¿Y el peor?
Los muchos momentos en los que he compartido penas con compañeras y compañeros por enfermedades, fallecimientos, dramas personales o imputaciones judiciales infundadas e injustas, que en ocasiones han hecho sufrir mucho a algunos de los mios hasta que años despues han sido absueltos. He querido estar siempre cerca de los mios en esos momentos difíciles, para aliviar algo la pena o el miedo y a veces incluso para ayudarles en lo que he podido. Guardo para mi episodios verdaderamente dramáticos en los que he intervenido como decano y que solo conocen aquellos a quienes tuve que acompañar en esas durisimas circunstancias. Recuerdo tambien con mucho dolor una dramática madrugada en la que se produjo una situación especialmente grave, que por ahora no voy a desvelar.
¿Qué echará en falta cuando en marzo deje el cargo?
Reconozco que ahora siento un cierto vértigo al mirar hacia el futuro. Me temo que acabaré añorando los muchos problemas que a diario llegan al Colegio, después de tantos años resolviendo cuestiones de toda índole. Pero sobre todo estoy seguro de que echaré en falta el trato cotidiano con los muchos compañeros que ahora contactan conmigo.
El Colegio ha adquirido estos años un relevante peso específico en la sociedad sevillana… ¿Seguirá igual con Óscar Cisneros?
Óscar lo va a hacer muy bien. Confío en que será un magnífico decano. En el periodo electoral se ha hablado de continuismo pero eso es absurdo porque el cargo de decano es personalísimo y cada decano, a lo largo de la historia, le ha infundido su carácter y su personalidad al cargo y por elevación a la propia corporación. Desde la cúspide colegial cada decano irradia su talante personal a toda la institución. La imagen pública depende del decano en buena medida y lógicamente es relevante la persona que ostenta el cargo, pero nunca hay dos seres humanos iguales. Somos muy distintos los unos de los otros y el futuro siempre está por escribir. Pero lo importante es que Óscar tiene una dilatada experiencia colegial y que la tienen también cuatro de quienes le acompañan en la nueva Junta de Gobierno. La experiencia institucional es fundamental y creo que van a hacerlo muy bien. El decano José Joaquín Gallardo concluirá cuando se produzca el relevo pero el Colegio continuará siendo una institución importante en la Ciudad, bajo las directrices de Óscar Cisneros a quien deseo lo mejor.
¿Cuáles son los principales problemas del abogado sevillano?
Los letrados sevillanos tenemos los mismos problemas que el resto de los abogados españoles. Para muchos el problema fundamental es la dificultad para captar clientes y poder desarrollar la actividad profesional. En este punto desde la abogacía española se ha hecho lo que se ha podido, pero por desgracia las directivas europeas y las políticas de los sucesivos gobiernos consideran a la abogacía como una mera actividad económica olvidando que es, también y sobre todo, un presupuesto de funcionamiento del propio Poder Judicial. Sería conveniente que los políticos cambiasen la perspectiva y protegiesen de alguna manera a la abogacía, en cuanto profesión básica que es en un Estado de Derecho. La nuestra es una profesión eminentemente liberal y ello conlleva dificultades muy peculiares en el mercado de servicios jurídicos, frente a las que desde las organizaciones colegiales poco podemos hacer ya que la ley prohíbe incidir en la libre competencia. A los colegiados les encantaría que pudiésemos hacer algo en ese sentido, pero es un ámbito vedado por ley a los colegios profesionales. Como no podemos actuar en eso, he centrado mi mandato en personalizar la atención al compañero y en que se sintiese atendido en sus problemas particulares, ya fuesen de índole jurídica o judicial e incluso de caracter personal.
¿El colegio sevillano es uno de los principales de España?
Es el cuarto colegio de España en atención al número de abogados, tras Madrid, Barcelona y Valencia. Quizás por ello yo soy además uno de los vicepresidentes del Consejo General de la Abogacía Española desde hace veinte años. Ahora somos más de ocho mil colegiados, de los que casi seis mil solo me han conocido a mí como decano. Estos días bastantes colegas me han comentado que sienten sensación de “orfandad” ante mi cese, lo que me hace dimensionar mi largo mandato en terminos de excepcionalidad histórica. El colegio de Sevilla es un colegio grande e importante en el contexto español, que visitan con frecuencia abogados de todo el mundo. A pesar de ser un gran colegio hemos mantenido hasta el último día una gestión a nivel de decanato muy personalizada, más propia de colegio pequeño que de institución de grandes dimensiones.