Cuentos de ciberseguridad

Francisco Pérez Bes (Barcelona 1973) es abogado y Socio de Derecho digital en Ecix Group. En 2014 fue designado por el Gobierno como Secretario General del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE), donde desempeñó sus funciones hasta casi 2020. Antes de ello, y al amparo del CGAE, fue uno de los abogados fundadores de la asociación de Expertos Nacionales de la Abogacía TIC (ENATIC), y miembro de la Comisión Jurídica en el Consejo General de la Abogacía Española. Padre de dos hijos, ha desarrollado toda su carrera profesional centrado en los aspectos jurídicos de las nuevas tecnologías. Es, asimismo, profesor honorífico de Derecho público en la Universidad de León y autor de varias obras relacionadas con el Derecho digital. Co-fundador del Master de Derecho de la Seguridad y entorno digital de la Universidad de León (ULE), en 2018 recibió la Medalla al mérito del Consejo de la Abogacía de Castilla y León por su contribución a la mejora de la ciberseguridad en este colectivo.

 

Hablamos con Francisco Pérez Bes, como autor del libro Cuentos de Ciberseguridad, dirigido a los menores y para enseñarles de una manera amena todos aquellos aspectos que deben tener en cuenta a la hora de utilizar los dispositivos digitales.

¿Saben ciberseguridad los niños?

Según datos del INE publicados por la ONTSI, en el año 2020, el porcentaje de niños españoles usuarios de internet alcanzó el 94,5%.

Por comunidades autónomas, la que mayor uso muestra es Cantabria, con el 100% de los niños. Mientras que la más baja corresponde a Ceuta, con una cifra cercana al 85%. En Andalucía, las cifras de usuarios están por encima del 91%

 

Desde la publicación de la Estrategia de Ciberseguridad Nacional de 2013, se han venido promoviendo distintas iniciativas, públicas y privadas, dirigidas a sensibilizar y a concienciar a los jóvenes en todo lo que tiene que ver con los riesgos en Internet.

En junio de 2021, el Gobierno publicaba el Plan integral de Cultura de Seguridad nacional, donde se recoge, como una de sus líneas de acción principales, la de promover en el sistema educativo y en los cursos de formación, los valores propios de una educación y una cultura para la paz, los valores democráticos, de no violencia, tolerancia, solidaridad, igualdad y justicia.

Como uno de los objetivos principales perseguidos por este Plan de Cultura, destaca el que la ciudadanía sea partícipe y corresponsable de la Seguridad Nacional, de su propia seguridad. Para conseguirlo, señala la norma, es imprescindible que alcance un conocimiento amplio e informado de nuestro entorno, de las amenazas y desafíos que se ciernen sobre nuestra vida cotidiana, y de la trascendencia del compromiso de España con el mantenimiento de la paz y la estabilidad mundiales.

Además, también los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 abogan por la promoción de políticas transversales donde la paz y la seguridad son una dimensión clave para su consecución.

Vistos los esfuerzos del Gobierno a la hora de potenciar esta cultura de ciberseguridad entre la población, y ante las dificultades evidentes de lograr objetivos positivos a la hora de centrar los esfuerzos formativos en adolescentes y adultos, la pregunta que se plantea es la de si la ciberseguridad, entendida en un concepto amplio como el conocimiento y la capacidad de prevención y gestión de los riesgos derivados del uso de internet, no debería ser una materia que se enseñara en las escuelas españolas a alumnos de edades mucho más tempranas.

 

¿Por qué un libro de cuentos infantiles para enseñar ciberseguridad?

Como en tantas otras materias, intentar tratar cuestiones relacionadas con la ciberseguridad con niños es mucho más eficaz que hacerlo con adultos, debido a la mayor receptividad e interés que muestran estas personas en todo lo que tiene que ver con un elemento, como es el de la tecnología, con la que conviven con normalidad desde su nacimiento.

De lo que se trata es de invertir en la educación de los niños, que serán los ciudadanos digitales del mañana, para que no cometan los mismos errores que hemos cometido nosotros, en nuestra condición de inmigrantes digitales. Además, al hacerles mucho más prudentes en su navegación, deberían disminuir los incidentes de seguridad, que son una de las principales lacras de nuestro tiempo.

Entre las situaciones a las que se refiere el autor, en el libro podemos encontrar historias que esconden muchos de los riesgos que son habituales en internet, tales como el phishing, el bullying, la suplantación de identidad, la necesidad de usar contraseñas robustas, la protección de datos, los peligros del acoso en Internet y de la adicción a las tecnologías, la desinformación, etc. “todo ello en un formato divertido y comprensible para los niños, abriendo una ventana de oportunidad para que los padres se acerquen a sus hijos y puedan compartir un momento de diversión a la vez que les educan y refuerzan unas actitudes y unos valores que van a ser esenciales para su futuro”, destaca el autor.

Dentro del libro, también encontramos dos cuentos muy especiales, con los que explicarles a los niños el trabajo que hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en esta materia, especialmente el Grupo de delitos Telemáticos de la Guardia Civil y a la Brigada de Delitos Telemáticos de la Policía Nacional.

“Hay que reconocer el trabajo que desempeñan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en la lucha contra la cibercriminalidad y la delincuencia informática. Con estos cuentos quiero rendir homenaje a estos profesionales, y a través de ellos transmitirle a los niños su existencia y su predisposición permanente a ayudarnos cuando somos víctimas de algún tipo de incidente en la Red”, concluye Pérez Bes.

Según hemos podido constatar, los Colegios de Abogados de León y de Málaga, ya han utilizado este libro de cuentos para llevar a cabo exitosas acciones de Responsabilidad Social Empresarial a través de iniciativas formativas para sus colegiados y sus familias, gracias a las cuales han podido contribuir a generar un ciberespacio más seguro y confiable.

Por último, hay que destacar que el autor dona todos los derechos de autor que se obtengan de la venta de este libro, a la Fundación Abogacía y a aquellos proyectos que desde aquella se dediquen a la protección de los menores en Internet.