Costumbres para Mediación
Los mediadores y la mediación avanza. Lejos queda esa insatisfacción que producía verte solo en este camino y que fuera cual fuera tu actitud, te movías entre el pesimismo y la euforia de profesionales, abogados, psicólogos, trabajadores sociales…cuya resistencia al cambio de perfil, de actitud, de método producía una desvalorización de la mediación. ¡Siempre hemos sido negociadores! Se decían y este no es un método alternativo a la justicia. En contraposición, quienes valoraban el esfuerzo de apostar por la mediación, la sobrevaloraban como solución a cualquier conflicto humano, respondiendo a una absoluta necesidad social.
Todavía estamos en el camino, pero ya llevamos kilómetros recorridos, Yo creo que nunca los mediadores y mediadoras hemos estados solos, lo que ocurre es que no habíamos sabido encontrarnos. No habíamos iniciado este viaje en el que ahora estamos involucrados. En muchas ocasiones he manifestado en diversos foros que son muchos los perfiles profesionales cercanos a la mediación, pero ahora me permito, en este viaje, ejercer de guía turístico (dicen manuales de auténticos expertos que somos “conductores” de disputas) y ofrecer al lector una revista de distintos lugares, culturas y sociedades, de las que debemos aprender en mediación. Dice Marinés Suares que la paz “no es la ausencia de conflictos sino la armonía de las diferencias”, quiero ofreceros esas diferencias, que miremos al pasado sin buscar la soluciones en él, sino en el futuro, pero siendo fundamento esencial de nuestra formación diaria.
Todo empieza por ejemplo en las Virtudes del Código Samurai (bushido). Durante siglos los samurais, famosos guerreros del Japón feudal, han seguido un código ético y social, principios sobre los que giraba toda su vida, dentro del arte de la guerra. Dicen las leyendas que las pautas de conducta de los samurais, seguían el código chino Kyuba-no Michi (vía del caballo y el arco) al principio de la creación de esta elite en conflicto, y que después cambiaron al código bushido (llamado también código del guerrero), que encarnaba la ética que debía seguir un samurai, este código regía todos los aspectos de la vida de un samurai, a nivel físico, psíquico y espiritual. Buscaba fomentar en el samurai la justicia, el coraje, la humildad, el desapego material, el sentido del deber, el control de las emociones, la moralidad intachable, la lealtad y el honor. Las virtudes del samurai eran: El Sentido De La Justicia Y La Honestidad, La Simpatía Hacia Todos, La Educación Y El Respeto, La Sinceridad Y El Cumplimiento De La Palabra Dada, La Defensa Del Honor Y Del Clan. Sin entrar en las consecuencias de ser guerrero o de la preparación a la muerte, que en poco aporta a la cultura mediadora, la justicia si era uno de los valores máximos del código samurai, cualidad por la que en posesión de una exquisita educación y conocimiento, en tiempo de paz el samurai ponía su fuerza al servicio de los más débiles y ser un sabio maestro para los ignorantes.
Podemos continuar con Los Mandamientos Indios. Como ocurre con otras muchas religiones, el pueblo indio en norteamérica poseía sus propios mandamientos, que regían todos los actos de su vida en la tribu. Un piel roja conoce que “sus mandamientos religiosos fueron escritos en tablas de piedra por el dedo flameante de un dios enfadado”, su religión fue establecida por las tradiciones de sus ancestros y los sueños que les han sido confiados durante la noche (“horas de silencio”), lo ha sido por el Gran Espíritu. No necesitan iglesias, porque todo lo que se discute sobre Dios no les interesa. Muchas cosas, dicen, se puede discutir sobre el hombre, pero nunca sobre Dios. Su continuo conflicto con el hombre blanco ha surgido de la regulación de la naturaleza y su cambio según sus ideas. Para un PIEL ROJA toda la naturaleza está dentro de nosotros y nosotros somos parte de la naturaleza. Si existe un conflicto se basan en sus mandamientos: Trata A Todo Lo Que Hay A Tu Alrededor Con Respeto; Trabaja Junto Por El Beneficio De La Humanidad; Da Asistencia Y Cariño Donde Se Necesite; Haz Lo Que Creas Que Esta Bien; Mira Después El Bienestar Del Cuerpo Y La Mente; Dedica Tu Esfuerzo Al Bien Común; Se Sincero Y Honesto; Y Hazte Responsable De Tus Actos. Su sabiduría está al mirar alrededor, como siempre debemos de hacer, para encontrar soluciones eficaces y equitativas.
Debemos conocer también el Honor Beduino, cualquiera que sea la naturaleza del conflicto que enfrente a las tribus beduinas, nunca se recurre a los tribunales de justicia, ni a la policía. Cuando existen desavenencias es un consejo tribal el que regula los litigios, según códigos ancestrales de la tribu. El Consejo beduino, que no requiere de demasiadas sesiones de deliberaciones, propone un acuerdo que es aceptado por las partes, quienes logran reconciliar sus diferencias intentando que no queden resentimientos entre los afectados. Para el beduino no hay bien superior que el honor. Existen construcciones, generalmente retiradas de los domicilios familiares, con una amplia sala cuyo suelo se cubre de grandes alfombras, que se reservan para recibir huéspedes en ocasiones importantes. Allí pueden celebrarse consejos tribales. Antes de que se celebren sesiones tribales se impone un Periodo de Calma de varios días con el fin de analizar e investigar. Durante esta tregua en el conflicto, las partes en conflicto no tienen derecho a comunicarse entre ellos y por ejemplo, las esposas que tienen parientes en las otra casta no pueden visitarlos. Después de haber terminado la oración de los viernes, los grupos de beduinos se dirigen hacia la Madiafa (casa del huésped), se saludan rozándose la nariz, luego se sientan, cada clan se repliega en una esquina del gran salón y la atmósfera es más bien tensa. Preside un venerable de la tribu, respetado en su seno para ejercer tal responsabilidad. Es más, en principio, los jovenes de la tribu se ven obligados a asistir a todos los consejos tribales y allí además de aprender se va viendo quienes en el futuro pueden ejercer como “jueces”. El momento del almuerzo rompe la tensión una vez que entre ellos están debatiendo y se colocan grandes planchas de aluminio en el suelo, formándose pequeños grupos dispersos alrededor de la comida. La costumbre exige que el propietario de la mediafa haga honor a sus huéspedes antes de abrir la sesión del consejo tribal. De esta costumbre beduina, la justicia y la policía no ignoran estos consejos tribales y que tienen sus propias normas ante cualquier desavenencia; los respeta e incluso a veces recurren a ellos para poner fin a situaciones conflictivas, aprovechando su experiencia e influencia. Terminado el almuerzo, el consejo se restablece, instalándose en el centro el sabio y frente a él los dos Kobar o representantes de los beligerantes, sentándose los miembros de las familias o clanes unos a la izquierda y otros a la derecha. Durante el periodo de tregua que se dio en su momento anterior, cada grupo en discordia nombra un “vocero” del grupo que expone el punto de vista de su clan, mostrándose elocuente para ganarse la confianza, no del sabio, sino de toda la asistencia. Deben de pagar los kobar lo que se denomina Al-rozga o cantidad que sirve para los gastos de investigación y honorarios. Durante la sesión no se deja de servir té a los asistentes y los narguiles están omnipresentes por toda la sala. Una vez las exposiciones de cada representante, el sabio junto con los emisarios y algunos miembros más influyentes de cada clan se retiran para ponerse de acuerdo. Son costumbres llegar a acuerdos con pagos de camellos y sobre todo se puede perdonar todo salvo atacar o intimidar a las mujeres (Según Al ahram Hebdo, semanario egipcio). Se intenta llegar a un acuerdo o decisión tras la deliberación, en las que varias personas serán garantes frente a los beligerantes de que este sea respetado y cumplido. No es necesario que juren en sus manifestaciones o acuerdos pero si lo hicieron sobre el libro santo y luego no cumplieren, implicaría una maldición que pudiera extenderse a las generaciones siguientes. Terminada la sesión todo el mundo se levanta, disminuyendo la tensión y al dejar la mediafa, los miembros de los dos clanes se mezclan y se hablan como si nunca hubiera tenido ningún desacuerdo.
La más difundida entre mediadores formados es la tradición cultural hawaiana del Ho`ponopono, una forma de solución de disputas entre los nativos; mediación tradicional que se emplea principalmente entre conflictos familiares dentro de la tribu. Se trata de buscar un procedimiento por el que las personas que tienen un problema puedan ir desgranando cada una de las “aristas” del problema, para poder ver el corazón de la disputa, y lograr que la armonía vuelva a la familia. Curiosamente si mediante este proceso se llega a un acuerdo en el que la verdad va a florecer, no se hace necesario ningún tipo de recurso posterior porque “resuelta la disputa no hay nada que apelar”. El proceso no es sencillo ni rápido, como quizás buscamos cuando hablamos de las ADR, sino que es necesario llegar a la solución con tiempo, porque se entiende el ho`ponopono como una filosofía de vida, como una creencia de que la verdad y el consenso van a surgir durante el proceso y por tanto requiere una entrega espiritual. El proceso surge ante un HAKU o experto mediador-conciliador quien intenta restaurar la situación de armonía en la familia mediante un proceso de negociación que consta de nueve fases: a) la aceptación por parte de la familia en conflicto de reunirse para salvar sus diferencias de cualquier tipo; b) la realización de una plegaria inicial a la divinidad para que les conceda la sinceridad en la negociación, denominado “Pule Wehe”; c) la identificación y búsqueda del problema por parte de las partes enfrentadas incluyendo el compromiso de todos de buscar una solución; d) La confesión, el perdón, la restitución o el abandono del conflicto mediante la consecución de un acuerdo; e) Acordar que el conflicto, una vez resuelto, deje de existir en el futuro; f) La reafirmación de los vínculos que unen a la familia mediante gestos de todos sus miembros; g) El rezo de una plegaria final de agradecimiento a las divinidades; h) La realización de una comida tradicional compartida por toda la familia; y i) La reanudación de las actividades habituales en el seno de la familia. Durante todo este proceso, con numerosas connotaciones hacia la mediación, el Haku realiza numerosas entrevistas con las partes antes y durante el proceso porque la verdadera filosofía en el rito hawaiano es el compromiso espiritual, que si se consigue resolverá el conflicto en cuestión. Por eso la meta de todo el proceso con independencia del acuerdo, será el perdón entre las partes (llamado “Mihi”). Existe también una importante simbología, por cuanto al final del proceso el Haku ofrece a las partes un cordón que cortan en su presencia, simbolizando la liberación de la atadura psicológica que les tenia enfrentados. Durante todo este proceso ideal, también es cierto que se puede producir el no llegar a esa situación espiritual de acuerdo o que favorezca el acuerdo o solución, lo que ocurre es que si se reniega o abandona, la persona en conflicto es apartado de la familia y expulsado de la tribu.
¿Y uno de los conflictos más encarnizados de la historia?, ¿Qué ocurre entre Israel y Palestina? ¿No hay esfuerzos por la paz y el consenso?. Olvidándonos de los infructuosos intentos políticos, llama la atención que Familias Israelíes y Palestinas Trabajen Juntas por la Paz. Así es existen datos reales que nos hablan de numerosas familias israelíes y palestinas que han perdido a algunos de sus hijos a causa del conflicto, se han unido por el dolor y ahora trabajan juntas para que los líderes políticos vuelvan a negociar y la paz vuelva a sus vidas. Lejos de buscar venganza y sentir odio por el declarado enemigo político, se han buscado a través de estos últimos años y han unido sus fuerzas para trabajar de manera conjunta para terminar con el conflicto que viene asolándoles toda su vida. Son unas 350 familias que forman parte del llamado Movimiento Palestino por el cambio y el Circulo Israelí de Parientes, dos entidades que se han unido para llevar a cabo proyectos de sensibilización por la paz para ambos pueblos. Para ellas su principal misión es el “Deber de Hablar” y que no hay diferencias cuando se trata de dolor: el mismo sientes las familias palestinas que las israelitas cuando pierden un miembro de sus familias. Su misión consiste en ejemplarizar. Manifestar que si ellos han conseguido sentarse en la misma mesa, porqué sus líderes políticos no han sido capaces de hacerlo con verdadera intención de acuerdo y solución del conflicto. Cada organización dentro de sus actividades organiza talleres y charlas por las escuelas y en las comunidades. Una de sus misiones ha sido ir a los centros educativos y a los niños en edad adolescentes inculcarles la necesidad y el beneficio de la reconciliación con todos los territorios ocupados, como señalan, la intención es “que la población tome conciencia y reclame el inicio de las negociaciones para lograr la paz. El deseo de venganza para estas familias, que son ejemplo para el resto del mundo, genera aún más venganza, de hecho el odio “es un camino absurdo” cuya salida solo genera violencia y más violencia. Señalan que eso no puede hacerles olvidar en ningún caso lo que les ha ocurrido pero deben trabajar juntos para ayudar a los demás. Nuestra pregunta se debe de basar en ¿podemos quedarnos como simples observadores internacionales?.
Y así han surgido y surgirán costumbres, modelos, ejemplos en Brasil existen dos experiencias apasionantes como son el llamado Balcón de derechos y la Justicia Itinerante; en el primero hacemos referencia a una “especie de despacho de abogados y trabajadores sociales que funciona dentro de las favelas, con el objetivo de resolver los conflictos locales” (según nos cuenta la profesora Nuria Belloso), consigue soluciones rápidas utilizando el sentido común y el diálogo entre las personas implicadas en algún conflicto. Este proyecto ha sido desarrollado por el Ministerio de Justicia brasileño para ser desarrollado en todo el país, para “tender un puente entre la población que no entiende el lenguaje jurídico”. La Justicia Itinerante, por otro lado consiste en unos pequeños barcos que van navegando siguiendo el curso del río amazonas, realizando paradas en distintas zonas y comunidades indígenas, quienes cuando se produce el amarre acuden a manifestar ante los miembros de estos “centros de mediación itinerantes” sus discrepancias en busca de acuerdos.
Otra ocasión muy importante de conocer experiencias fue el Forum de Barcelona 2004 donde por ejemplo se presentó el prototipo de La casa de la negociación de Friburgo (Suiza), que surgió como una idea del artista Josep María Martín quien intenta crear un espacio para resolver los conflictos cotidianos, donde “se concibiera la negociación como un proceso de construcción conjunto entre las partes en conflicto”. Para ello se formó un equipo de profesionales procedentes de distintas disciplinas, que escogieron un lugar idóneo para ubicar la casa, siendo Friburgo el lugar elegido dado que en dicha ciudad viven familias de alrededor de 70 nacionalidades distintas. La intención por tanto era no solo dotar un lugar para la mediación o negociación sino que este fuera especialmente diseñado para estas situaciones: interiorizado, colores matiz, aislamiento del exterior, etc. Por otro lado Marguerite Barankitse presentó su acción mediadora en Africa mediante la Casa Shalom donde acoge a niños huérfanos de distintas etnias y religiones africanas y donde les enseña la convivencia, el respeto y el reconocimiento a los demás.
Para terminar quisiera animar, animar y mucho a nuevas experiencias, a modelos de atención, a que surjan nuevas ideas que pronto se convertirán en costumbres, a que exista una sólida política pública que fomente la convivencia entre todos y los espacios sociales, a crear más Magia y Mediación, el modelo de intervención que vengo acuñando desde hace ya varios años, de estrategia, ilusión y cambio.