El decano que “construyó” el Colegio
Por las peculiaridades inherentes al ejercicio de nuestra profesión los abogados somos siempre el alma de nuestro Colegio, que queda imbuido de la personalidad de los compañeros que lo integran en cada momento histórico. De igual e inevitable manera quienes tienen el honor de desempeñar el cargo de decano pasan a ser parte significativa de la historia colegial, sobre todo desde que se nos van definitivamente.
Así lo vuelvo a sentir ahora, cuando acaba de fallecer mi amigo, compañero y predecesor don José Ángel García Fernández, que entre 1990 y 1994 fue decano del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla. Durante aquellos cinco años fui secretario de la Junta de Gobierno que él presidía y tuve la suerte de aprender muchas cosas que después me resultarían sumamente útiles, cuando él no quiso optar a la reelección y el colectivo decidió en las urnas que fuese yo quien le sucediese en el decanato.
José Ángel me enseñó a amar y respetar a la Institución como primera premisa y a trabajar incansablemente por los abogados y por la profesión desde la “soledad” del decanato, como él me decía. Su predecesor y mi maestro don Manuel Rojo Cabrera ya me había marcado el camino que con él acabé de recorrer. Siempre le agradeceré que me permitiese participar tan directamente en una importante obra suya: la adquisición, rehabilitación y puesta en servicio de la céntrica sede principal del Colegio en la calle Chapineros, primera sede propia de la institución en sus casi tres siglos de historia.
Fue tal su dedicación a aquel objetivo que podría decirse que fue él quien “construyó” la casa del Colegio, lo que luego ha posibilitado en buena medida que la corporación de la abogacía sevillana sea referente en la vida cotidiana de la ciudad. José Ángel tuvo el acierto de apostar por una sede mucho más próxima al Ayuntamiento que al Palacio de Justicia, sabiendo que es obligación de los abogados estar siempre más cerca de la ciudadanía a la que servimos y preservar nuestra independencia respecto de todos los poderes públicos, incluido el judicial. Siempre estaremos cerca de los sevillanos, como ha de ser. La propia ubicación de la sede central del Colegio así lo evidencia.
En el balcón de calle Chapineros las banderas ondearon a media asta porque estamos de luto por uno de los nuestros, que me consta se sintió sumamente honrado al ser decano de todos nosotros. Se nota en el alma del Colegio un fuerte desgarro, por José Ángel y por aquellos otros muchos compañeros de su época que ya también se fueron. Su nombre queda inscrito con tilde de honor en una importante página de la historia colegial. Descanse en la verdadera y definitiva paz de Dios mi respetado amigo, entrañable compañero, magnífica persona y buen decano.
José Joaquín Gallardo Rodríguez
Instantánea de la visita que efectuaron a la sede de calle Chapineros las principales autoridades sevillanas con motivo de su inauguración en diciembre de 1993. En primer término el decano José Ángel García Fernández con el entonces arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo y nuestro colegiado que a la sazón era alcalde de la Ciudad Alejandro Rojas Marcos. Les acompañan el entonces vicedecano Manuel Cruz Herrera y José Joaquín Gallardo, a la sazón secretario y actualmente decano de la Institución. En la foto inferior, José Ángel García Fernández recibiendo la placa conmemorativa de sus bodas de oro como colegiado.