Obituario
Don Salvador Díanez Leal
A la edad de 98 años y 69 de ejercicio profesional (alta en 1.934) ha fallecido, nuestro compañero y colegiado número uno, mi padre, Don Salvador Diánez Leal.
Intelectual de profundas raíces cristianas basó su vida en cuatro pilares fundamentales:
La cultura; Licenciado en Filosofía y Letras, fue profesor universitario encaminando sus pasos hacia el Ateneo de Sevilla, faro de todos los movimientos culturales de su época, en donde durante largo tiempo ostento el cargo de Secretario. Esfuerzos, trabajos y esmeros que con el paso de los años fueron reconocidos con el nombramiento por la Docta Casa de Socio de Honor, titulo que le llenaba de satisfacción, tanto o más como se enorgullecía de su efímero pero ilusionante reinado como SM Melchor.
Lector infatigable, heredero de una vasta biblioteca supo ampliarla y custodiarla donándola por último a su Ciudad para hacer participes de su disfrute a todos los sevillanos. No pudiendo olvidar, a el no le hubiera gustado, y aún cuando ninguno de sus hijos le siguió en ese camino, el haber pertenecido a la Junta Directiva, como Vicesecretario del Betis Balompié, (para no dar pábulo a los mal pensados, en aquel entonces no ostentaba el titulo de Real) siendo su Presidente otro insigne compañero Don Antonio Moreno Sevillano
Las Hermandades; Cofundador de la Hermandad Universitaria ha volcado su vida en ella, participó activamente en todos sus avatares; Custodia de la Virgen de la Macarena en los años del conflicto nacional, (una foto con la Divina Imagen en caja de madera era uno de sus tesoros más preciados); Traslado de la Hermandad a la nueva Universidad desde la calle Laraña; Accidente de la Cabeza del Cristo en una salida a la Santa Iglesia Catedral…, todo lo vivió con el mismo espíritu de entrega y devoción, colaboró en sus Juntas de Gobierno, siendo Hermano Mayor, ostentando el número uno durante mas de 35 años, y vistiendo para su definitivo destino la túnica negra y al pecho la medalla de ese Cristo de la Buena Muerte que tanto amó; sin olvidar por supuesto la Hermandad de su Barrio, San Juan de la Palma, con su venerada imagen bajo la advocación de La Virgen de la Amargura.
La Administación Local, Funcionario ejemplar ocupó cargos de gran responsabilidad a lo largo de sus más de 50 años en activo, Jefe de Personal, Secretario, Oficial Mayor y lo que entonces se denominaba Jefe Superior de Urbanismo, antecedente de lo que hoy es la Gerencia Municipal del mismo nombre, cumpliendo en todos ellos con creces las labores encomendadas, entrega y desvelos que le hicieron acreedor a la Medalla de Plata del Mérito en el Trabajo y al cariño y reconocimiento de todos sus compañeros.
Y por último su vocación y pasión La Abogacía, “su bendita profesión” como la llamaba, que ejerció como una religión a lo largo de casi setenta años, siendo compañero y maestro de una larga lista de abogados hoy ejercientes y fundador de una amplia saga familiar: tres hijos, uno de ellos Procurador, tres de sus nietos colegiados y una cuarta estudiante de los últimos cursos de Derecho son las ramas que han florecido de ese tronco ejemplar, siendo nuestra máxima aspiración seguir la senda por él trazada. Respeto a la judicatura pero firme en sus derechos, compañero de sus compañeros y fidelidad absoluta a sus clientes, con especial dedicación a los desfavorecidos, a los que “olvidaba” siempre remitir la minuta de sus honorarios, su actitud no pasó desapercibida entre los integrantes de la curia que promovieron la concesión de la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort. Debe resaltarse como muestra de su carácter sencillo y humano que mostrándose sumamente orgulloso de tal consideración no permitió, sin embargo, la imposición en acto solemne limitándolo estrictamente al ámbito familiar.
En la seguridad que su Santísimo Cristo de la Buena Muerte le tendrá reservado su lugar como Abogado Defensor en los Estrados Celestiales sirvan estas líneas como sentido homenaje y adiós emocionado al padre, maestro, compañero y amigo
Salvador Diánez Millán
Abogado