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La Biblioteca de nuestro Colegio

El abogado Agustín María de la Cuadra, incorporado en nuestro colegio con nº 434, en Junta General celebrada el 9 de enero de 1853, propuso la creación de una biblioteca que estuviere al servicio de los abogados de Sevilla, si bien hubo de pasar mas de una década para que ello fuere acordado, puesto que “la Biblioteca nació en Junta General celebrada el 16 de diciembre de 1865, y llevada a cabo su ejecución por la Junta de Gobierno reunida en 3 de enero de 1866” (1) bajo la presidencia del Decano Rafael Villagrán e Izquierdo, que le dio comisión al Letrado Fernando Pons y Ojeda, colegiado nº 536, nombrado Bibliotecario en 28 de mayo de ese mismo año, siendo por ello el primero que ostentó este cargo en la Junta de Gobierno.

A partir de entonces la biblioteca colegial se fue constituyendo a base de modestas adquisiciones, dada la penuria de la tesorería de la corporación en aquellos tiempos, y de donaciones de los colegiados, “siendo estas tan escasas y tampoco numerosas que en diferentes Juntas a lo largo de muchos años se vino acordando que al causar alta los colegiados contribuyeran con la aportación de una obra al fondo de la Biblioteca. Ni aún así se consiguió fomentar esta costumbre, aún cuando mas que eso era una obligación, y causa pena leer la desoladora ponencia que se presentó a la Junta de Gobierno de 30 de enero de 1894” (2). No obstante, se puede leer en muchas actas de Juntas los nombres de numerosos abogados que efectuaron donaciones al fondo de la biblioteca colegial, debiendo destacarse la efectuada por el Decano Manuel de Bedmar y Aranda, que donó la Colección Legislativa, y, también, se ha de recordar al que fue, durante muchos años. Secretario de nuestra Corporación, Amante Laffón y Fernández, quien dio a conocer a la Junta en 8 de enero de 1894 el primer catálogo que se confeccionó de su fondo de librería.

Tuvieron que pasar cerca de setenta años hasta que el Colegio pudo contar en el año 1961 con unas dependencias en las que poder disponer, para uso y disfrute de sus miembros, de una sala de reuniones, despacho del Decano y salón biblioteca, que complementaron los exiguos locales cedidos por el Ministerio de Justicia al Colegio de Abogados, que estaban ubicadas en el edificio en que tenían sede la Audiencia Territorial y de Audiencia Provincial, sito en aquel entonces en la Plaza de San Francisco, y en el edificio que albergaba los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción y los Juzgados Municipales, sito en calle Almirante Apodaca. En el año 1961 en nuestro Colegio se encontraban incorporados 507 letrados en ejercicio y 328 no ejercientes, contando sólo dos mujeres entre estos últimos(3), dicho sea para que la mayoría de los Letrados que integran actualmente el censo colegial, que en aquel año aún no habían nacido, puedan hacerse una idea del elenco que componía nuestra Corporación.

Estas dependencias se lograron debido a la iniciativa del Decano Adolfo Cuellar Rodríguez, quien -apoyado por los miembros de su Junta de Gobierno- acometió la tarea, nada fácil, de encontrar un inmueble digno y asequible a la tesorería colegial, que, además, reuniera determinados requisitos tales como que fuera céntrico, que estuviera a corta distancia de la Audiencia Territorial y de la Provincial y también de los Juzgados. Así las cosas, tras múltiples gestiones se consiguió, mediante los buenos oficios del Letrado Rafael Moreno Zapata, concertar el arrendamiento de un hermoso piso en calle Muñoz Olivé, 6, en el que mediante la transformación necesaria sirvió de sede provisional a nuestro Colegio.

Estas dependencias colegiales fueron inauguradas el domingo 18 de junio de 1961, siendo bendecidas por el entonces párroco de San Andrés y abogado José Antonio Infantes Florido, que después alcanzó la dignidad de Obispo de Córdoba, habiendo asistido al acto el Decano y Junta de Gobierno del Colegio, acompañados por el Presidente de la Audiencia Territorial, Gines Parra Jiménez; el Presidente de la Audiencia Provincial, José Ortega Ruiz; el Fiscal Jefe Guillermo Blanco Verges; el Presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, Miguel Cruz Cuenca y numerosos magistrados, jueces, abogados y procuradores. Al finalizar la ceremonia religiosa hizo uso de la palabra el Decano Cuellar Rodríguez para agradecer su asistencia al acto de tan distinguidas personas, manifestando después que esta nueva dependencia era una noble aspiración colegial largamente deseada, pero que la misma había de ser considerada una instalación provisional, ya que es propósito de la Junta de Gobierno que, en el futuro, la sede colegial se instalare en el nuevo edificio donde se ubicare la Audiencia Territorial y la Audiencia Provincial, que el Ministerio de Justicia esperaba construir en Sevilla. A continuación habló el Letrado Fernando Valencia de los Santos, en nombre de todos los colegiados asistentes al acto, para expresar unánime felicitación a la Junta de Gobierno por sus probados desvelos para conseguir lo logrado, principalmente, la gestación de la biblioteca, por constituir esta un importantísimo servicio colegial. Finalmente cerró el acto el Presidente de la Audiencia Territorial agradeciendo los ofrecimientos recibidos del Decano para los magistrados y jueces, aprovechando la ocasión para poner de manifiesto lo relacionado con los deseos de todos –y del Gobierno de la Nación- de que Sevilla contare con un nuevo edificio para la Justicia, haciendo votos para la pronta realización del mismo.

La biblioteca una vez instalada resultó muy atractiva y satisfactoria para los abogados que la visitaban. Fue iniciada con un montón de libros mal conservados, de la propiedad del Colegio, aún cuando estos parecían otros una vez aseados y colocados en los estantes, debidamente ordenados y dispuestos para ser útiles a quienes los necesitaren. El éxito de este servicio colegial se vio de inmediato, puesto que transcurridos siete meses los 400 volúmenes escasos de obras –sin tener en cuenta las colecciones legislativas- con los que contó inicialmente la biblioteca habían pasado a ser 600. Item más, entonces en la biblioteca no existían colecciones de revistas jurídicas, pues solo disponía de la de Derecho Privado, y aún esta incompleta, y de inmediato se formalizó la suscripción al total de las revistas jurídicas de la época, habiendo adquirido las revistas de todos los años completos ya publicados que sus editores pudieron suministrar.

Se ha de consignar que la creación de esta la biblioteca colegial no fue un fenómeno espontáneo. Ha sido fruto del entusiasmo y trabajo de unas cuantas personas, entre las que, además del Decano Cuellar Rodríguez y los miembros de la Junta de Gobierno, especialmente, Manuel Rojo Cabrera y Francisco Sanabria Escudero, que ostentaban los cargos de Tesorero y Bibliotecario, respectivamente, se encuentra, y es justo significarlo aquí, el que, con el tiempo, llegó a ser Oficial Mayor del Colegio Emilio Ramos Martín, quien entonces fue contratado como oficial para el servicio de la biblioteca, siendo a este a quien se debió la organización material y funcional de la misma.

El hecho de la creación de la biblioteca quedó perpetuado con una placa conmemorativa, que hoy se encuentra colocado en la biblioteca de nuestra actual sede colegial, que reza así: “Por iniciativa del Ilmo. Sr. Don Adolfo Cuellar Rodríguez (Q.e.p.d.), Decano del Ilustre Colegio y con su Junta de Gobierno, se creó esta Biblioteca en el año 1961 para el servicio de los Colegiados de Sevilla. 29-Enero-1965”.

La biblioteca, inicialmente, se organizó por el sistema decimal Melvil Dewey, por ser considerado universalmente el más eficaz y del que, someramente, diremos que precisa de un Libro de adquisiciones o de Registro, en el que, en cada línea, se escribe el nombre del autor de la obra, el titulo, etc. El número correspondiente a esa línea es el que se le asigna a la obra y no se usa para ninguna otra. Una vez registrada la obra se confeccionan por triplicado las fichas correspondientes para el Catálogo diccionario y el Catálogo topográfico. El primero es un registro de todos los libros que constituyen el fondo de la biblioteca, que va ordenado por el numero clasificador, de la misma manera en que están colocados sistemáticamente los libros en los estantes. El catálogo diccionario es un índice alfabético de los libros existentes en la biblioteca, que da la información sobre el autor, título y materia. Las fichas se archivan alfabéticamente y mediante ellas se puede saber qué libros de un autor dado existen en la biblioteca, si hay un determinado título y qué materia se puede obtener sobre un tema especifico. Los libros, según el sistema adoptado, fueron colocados en los estantes agrupados por materias

En el año 1971 se terminó de construir, en el Prado de San Sebastián de nuestra ciudad, el anhelado Palacio de Justicia, en el que, inicialmente, se albergaron la Audiencia Territorial de Sevilla y la Audiencia Provincial, que contaba con tres Secciones, y en este edificio le fueron cedidas al Colegio de Abogados, siendo Decano Alfonso de Cossío y Corral, las dependencias suficientes para instalar la sede colegial y, obviamente, la biblioteca. Mas desaparecida la Audiencia Territorial y creado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en Granada se establecieron en el Palacio de Justicia de Sevilla Salas de lo Contencioso Administrativo y de lo Social de este alto tribunal en nuestra ciudad.

Con el tiempo, el incremento de las Secciones de la Audiencia Provincial originó imperiosas necesidades de espacio disponible para la Administración de Justicia en el Palacio de Justicia, lo que motivó que, en el año 1991, la Junta de Gobiernos de nuestro Colegio, que presidía entonces, como Decano, quien esto escribe, hubo de tomar conciencia de la urgente necesidad de tener “casa propia”, dado que, encontrándose también nuestro Colegio en franca expansión de crecimiento, no podía tolerar una reducción de espacio en nuestra sede. Por tanto, antes de que la Administración de Justicia reivindicara parte de las dependencias cedidas, el Colegio de Abogados de Sevilla adquirió el edificio de calle Chapineros, 6, y tras obras de rehabilitación y adaptación para sede colegial, realizadas en los años 1992 y 1993, fue inaugurado oficialmente el 8 de diciembre de 1993, día de la festividad de nuestra Patrona, mediante la bendición de nuestra “casa propia” por el Arzobispo de Sevilla, hoy Cardenal Arzobispo Fray Carlos Amigo Vallejo, en presencia del Decano y Junta de Gobierno y “con la asistencia de todas las autoridades sevillanas, personalidades de la vida pública y unos doscientos abogados “(4), siendo esta sede colegial la primera en la historia del Colegio de Abogados de Sevilla que es propiedad de nuestra Corporación.

Es de resaltar que, desde el año 1994, la biblioteca se encuentra informatizada y su fondo se ha incrementado notabilísimamente, puesto que partiendo de aquellas 400 obras de las que se disponía en el año 1961, en la actualidad su fondo es de 11.150 obras, 46 suscripciones de revistas jurídicas especializadas, 10 suscripciones de revistas con soporte electrónico y 12 bases de datos de jurisprudencia, legislación y documentos, cuyo fondo puede ser consultado a través de la página web colegial www.icas.es, lo que denota la importancia alcanzada por este servicio colegial, al cargo del cual se encuentra el oficial José Manuel Valdayo del Toro, con notable eficiencia, desde 1986.

Para terminar esta modesta síntesis histórica de nuestra biblioteca, creo justo destacar aquí a todos los colegiados que desde el año 1961 han contribuido con su generosa dedicación a la evolución y grandeza de la misma, me refiero a los nueve Decanos que, hasta ahora, han sucedido a su creador Adolfo Cuellar Rodríguez, de todos conocidos, así como a los miembros de la Junta de Gobierno que han ostentado el cargo de Bibliotecario y, que son, hasta el momento presente, además del antes citado Francisco Sanabria Escudero, los nueve siguientes, concretamente, Ignacio Gómez-Millán Gener, José Cordero Suárez, José Rodríguez Gallardo, Francisco Adame Jaimez, Pedro José Pérez Montero, José Manuel Blanco Cerrada, Francisco Javier Rodríguez Estacio y Virginia Pérez Pinto, de los que se nombran solo a ocho por razón que personalmente me permito reservar.

Notas

1. José Santos Torres. Apuntes para la Historia del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla. Segunda Edición. Pag. 112.

2. José Santos Torres. OB. CIT. Pag. 113.

3. Guía colegial año 1961. Como no ejercientes figuran en ella las señoritas Concepción Pérez Alvarez de Toledo y María del Carmen Goñi Fernández, con los números 74 y 194, respectivamente.

4. José Santos Torres OB. CIT. Pag. 154

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