Editorial
Carlos Amigo Vallejo. Amigo de la Justicia
«La Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde y darle además parte de lo nuestro». Lo decía Fray Carlos Amigo Vallejo en el salón de actos de este Colegio el 27 de octubre pasado, en el que a la postre habría de ser su último acto con la sociedad civil sevillana. Sólo unos días después cesaba como titular del Arzobispado de Sevilla quien durante 27 largos años ha sido referente ético para cuantos han querido oirle, fuese cual fuese la creencia o no creencia religiosa de cada cual. La ciudad siempre necesita referencias morales que iluminen la vida en sociedad, en el ámbito de las relaciones personales, profesionales, familiares y sociales. En Sevilla se ha hecho sentir su voz y nos queda el legado de sus enseñanzas: tolerancia, respeto a todos y amor a la Justicia con mayúsculas, que no es siempre la que administramos los hombres.
Don Carlos ha sido bastante más que un dignatario eclesiástico y por eso ha utilizado con igual destreza el púlpito y los titulares de prensa. Le ha correspondido encabezar la Iglesia hispalense en tiempos especialmente convulsos para todas las conciencias, que no sólo para las católicas. Cualquier persona de bien se ha de rebelar a diario frente a tantas injusticias como se producen en todos los ámbitos de este mundo globalizado, desde nuestro entorno más cercano hasta la miseria salvaje que padecen millones de seres humanos. Nos repugnan las injusticias porque atentan contra la dignidad inherente a la persona. Nos rebela la maldad porque siempre acaba conculcando los más elementales derechos humanos de quienes no pueden defenderse. Don Carlos siempre se ha posicionado claramente y con rotundidad frente a todas las injusticias.
Quizás nuestro Cardenal no haya acabado de entender del todo esta Justicia en la que nos afanamos los hombres, probablemente porque su altura de miras le evidencia las muchas deficiencias de un sistema que demasiadas veces se aparta de lo que cualquier conciencia de bien habría de entender por justo. La Justicia de los hombres no deja de ser una aproximación al ideal de verdadera Justicia que anida en las conciencias bienintencionadas.
Pero Don Carlos siempre estuvo con nosotros, los Abogados y la gente de la Justicia, para animarnos a perseverar en el esfuerzo cotidiano por lograr un mundo menos injusto. Siempre nos animó a trabajar por la verdad y a defender a los más necesitados. En los actos de este Colegio siempre proclamó la necesidad de defender a ultranza los derechos humanos, instándonos a dar a los demás no sólo aquello que les corresponde sino también parte de lo nuestro. Ciertamente sólo entonces estaremos acercándonos a ese valor fundamental al que llamamos Justicia.
Nuestra gratitud institucional a quien durante tantos años ha proclamado la verdad entre nosotros. Nuestro agradecimiento por sus muchas atenciones hacia este Colegio de Abogados. Y nuestro reconocimiento por haber sido siempre un auténtico Amigo de la Justicia.