¡Hasta la bandera! ¡Qué bueno es lo bueno!
¡Hasta la bandera!
¡Qué bueno es lo bueno!
Así era como estaba el salón del Colegio de Abogados el día 22 de Septiembre. Y es que,…. lo rico, le gusta a todo el mundo.
El hecho de estar lleno, no quitó ni un ápice de intimismo al acto, en donde se respiraba sabor y aroma de fiesta flamenca privada. Vellos de punta erizados.
Sin duda, el Aula de Cultura se apuntó un importante éxito por cartel e infraestructura.
La acústica del salón era excelente, donde parece que los abogados damos Flamenco todos los días .Sin duda el Derecho últimamente tiene mucho “quejío”.
Bien el recital de Cayetano Fernández González (Nano de Jerez) y Eugenio Pradilla Gordillo acompañándolo con la guitarra.
Mucho arte en el profesional, oficio y saber estar. El guitarrista, que confirmaba la alternativa, que había sido tomada ya en esta plaza, un pasado 14 de junio, estuvo sublime y emocional.
Duende, sentimiento y humor en la interpretación y en sus palabras. Inteligencia y gran afectividad.
A gusto y fuerte, el cantaor, que se sintió muy halagado por que esa noche el público presente lo acogiera cálidamente, dando explicaciones en cada palo de cante, de la esencia de los mismos, canto por tientos, tangos fandangos soleas y cerró por bulerías, El guitarrista, no siendo profesional, tuvo un gran mérito, pues en todo momento lo siguió con su acompañamiento donde puso todo su corazón. Grande pues es el acompañamiento cuando grande es el corazón. Volaban los dedos de una guitarra cogida como hembra. Ambos se sintieron muy arropados en medio del silencio respetuoso por parte de los presentes en aquella sala.
Aplausos y silencio, Maestranza del flamenco.
Con razón dice mi amigo Carlos Sepúlveda que el flamenco es la mejor terapia. Que mejor consuelo para las dolencias y sufrimientos del Derecho que un cantaor que está que se sale y un guitarrista que crea. Entretenimiento,cultura y terapia grupal.
Dos caballeros que se visten por los pies.
Tientos de Caí, tangos de terminación festera, soleas de Alcalá. Fandangos al natural, bulerías al golpe, como nadie “el Nano” que elevo el tono al final recreándose lento ,sin prisas como los buenos toreros,pies “clavaos”; muy buenas falsetas del guitarrista que daba así rienda suelta a su inspiración personal. Eran pedazos de alma que migraban y volaban con la música.
Esta es nuestra cultura.
¡No tienen valor meterse entre tanto “abogao”¡
Y es que tenemos que aprender a ponernos flamencos.
Joaquín Herrera del Rey