Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible y el compromiso de los mediadores
La Asamblea General adoptó en Septiembre de 2015, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un documento que establecía un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
Así, los 17 Objetivos de la Agenda se elaboraron en más de dos años de consultas públicas, interacción con la sociedad civil y negociaciones entre los países.
La Agenda implica un compromiso común y universal, y la pregunta que os hago hoy es ¿cuál puede ser el compromiso de los mediadores profesionales?
No sé si hemos intentando conocer los pormenores de la misma y sobre todo, conseguir compromisos para su cumplimiento desde los distintos estados, países, instituciones, colectivos y profesiones.
Por eso me vuelvo a plantear, si los mediadores nos hemos parado a pensar, cuál puede ser nuestro compromiso con la Agenda del Desarrollo Sostenible en los próximos años, por eso creo que es necesario, parar, reflexionar, analizar y porqué no, tomar decisiones y compromisos.
El 25 de septiembre de 2015, jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en la histórica Cumbre del Desarrollo Sostenible en la que aprobaron la Agenda 2030. Una Agenda que como su nombre indica, marca una carta de navegación en los próximos años según distintos objetivos. Esta Agenda contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aplicación universal que, desde el 1 de enero de 2016, rigen los esfuerzos de los países para lograr un mundo sostenible en el horizonte del año 2030. Ya hemos consumido 6 y nos quedan 9.
Entre los objetivos, nos encontramos con el más importante para nosotros, mediadores, cuando nos referimos al número 16: Paz, justicia e instituciones sólidas. Con ello conseguir promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
Para ello, la propia web de Naciones Unidas nos reflexiona sobre “los conflictos, la inseguridad, las instituciones débiles y el acceso limitado a la justicia” como las claves que continúan suponiendo una grave amenaza para el desarrollo sostenible y por ende, aquello que necesitamos paliar en la Agenda. Es más, en esta época que estamos viviendo de Pandemia, por otro lado, imposible de prever cuando se firmó el compromiso, hace que la protección de los derechos humanos y sobre todo de una justicia de calidad, puedan dar respuestas fiables en los próximos años.
Construir soluciones más efectivas a los problemas, es nuestra misión, es la misión de los mediadores y de la mediación, que ya en la exposición de motivos de la Ley 5/2012 en España, la “tachaba” de una justicia de calidad, de ahí la necesidad de apostar por la mediación.
Así los mediadores somos conscientes de nuestra labor, nuestra inquietud y nuestra aportación a la “cultura de paz”. Y no solo desde la reducción de conflictos de todo tipo y sobre todo sus consecuencias, sino desde la prevención y la educación a entidades y sociedades en esta cultura. Pensemos que la paz, al igual que la mediación, no es patrimonio de nadie pero si es responsabilidad de todos.
Dice los expertos que si protegemos los derechos humanos, podremos conseguir colocar a las personas en el centro del debate. Por eso cuando muchas veces me preguntan en distintos medios ¿Qué nos va a quedar de aprendizaje tras la pandemia?, siempre digo que, conseguiremos la vuelta a los valores humanos y entre ellos la justicia y la razón ante los conflictos y esa importante reflexión que es pura mediación: conseguir que los mediados sean los auténticos protagonistas de su solución.
También me gustaría daros a conocer los Objetivos concretos que se marcan por este alto Organismo:
16.1 Reducir significativamente todas las formas de violencia y las correspondientes tasas de mortalidad en todo el mundo
16.2 Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños
16.3 Promover el estado de derecho en los planos nacional e internacional y garantizar la igualdad de acceso a la justicia para todos
16.4 De aquí a 2030, reducir significativamente las corrientes financieras y de armas ilícitas, fortalecer la recuperación y devolución de los activos robados y luchar contra todas las formas de delincuencia organizada
16.5 Reducir considerablemente la corrupción y el soborno en todas sus formas
16.6 Crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas
16.7 Garantizar la adopción en todos los niveles de decisiones inclusivas, participativas y representativas que respondan a las necesidades
16.8 Ampliar y fortalecer la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial
16.9 De aquí a 2030, proporcionar acceso a una identidad jurídica para todos, en particular mediante el registro de nacimientos
16.10 Garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales
16.a Fortalecer las instituciones nacionales pertinentes, incluso mediante la cooperación internacional, para crear a todos los niveles, particularmente en los países en desarrollo, la capacidad de prevenir la violencia y combatir el terrorismo y la delincuencia
16.b Promover y aplicar leyes y políticas no discriminatorias en favor del desarrollo sostenible
En definitiva, preocupación por la violencia, la corrupción y la participación, por eso es importante preguntarnos, ¿Qué puede aportar la mediación y los mediadores en este contexto?
La mediación, conocemos que puede ser perfectamente el método para paliar y proteger estas inquietudes. Es verdad que los objetivos marcados son muy generales y sobre todo, con algo que los mediadores huimos de forma general: la violencia. Pero también es cierto que, como método y proceso colaborativo, la mediación puede gestionar los conflictos personales, institucionales, internacionales… siendo una herramienta fundamental en el desarrollo de la cultura de paz. Y de la misma forma, los mediadores seremos los vehículos para generar una comunicación y diálogo pacífico entre las partes en conflicto y conseguir a medio plazo los objetivos marcados que no es más que apostar por una justicia social y la tan mencionada paz.
Para conseguirlo, os animo a apostar por la prevención en la gestión de los conflictos y con ello conseguir “educar” a las partes, aprender un método que a buen seguro les servirá en el futuro cuando se encuentren en una nueva situación de conflicto. Por eso me atrevo a apostar por el papel de educador de los mediadores, facilitando el diálogo cada vez que intervengamos, el respeto a cada posición y los valores, aunque no se compartan y conseguir la tan ansiada “construcción de la paz”.
Con todo querido mediador o mediadora, transformaremos nuestro mundo, aunque sea en pequeñas dosis, caso a caso, persona a persona, conflicto a conflicto, educando en la paz, la justicia y creando instituciones sólidas. Y no solo en este objetivo 16 señalado en este post, como central para nuestra “futura misión” sino que me atrevería, a responsabilizar nuestro trabajo como eje central en cualquiera de los otros objetivos de esta Agenda 2030, que refleja un mundo sin fronteras, con problemas globales y en la búsqueda de compromisos reales por parte de los estados.
Así, me atrevo a señalar, que objetivos y metas de la Agenda, puedan también vincularse con la gestión de conflictos. Objetivos tales como: “el hambre cero”, el “fin de la pobreza”, “la educación inclusiva”, “el bienestar”, “ciudades resilientes”, “trabajo digno”, “igualdad de oportunidades” o “la igualdad de género” también pueden ser ejes en nuestro trabajo desde el momento que nuestra misión en llegar a acuerdos justos y equitativos, ¿os suena?
Creo que seríamos capaces de trabajar en post de los distintos objetivos, solo con nuestra pequeña aportación, caso a caso, persona a persona, asunto por asunto. Porque, no olvidemos, cada uno de los objetivos proceden de un conflicto concreto, un problema concreto que paliar y los mediadores precisamente nos dedicamos a gestionar conflictos.