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Las contradicciones del lenguaje sexista

La agenda que para el año 2007 editó el Instituto Andaluz de la Mujer, (en este 2008 no la he conseguido) de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, tenía un estilo, a mi parecer, vanguardista; emplea plástico y papel -se supone que reciclado- de color naranja, y queriéndose parecer a cualquier dietario que se precie, contiene, no frases célebres ni citas apócrifas, sino unas pautas o reglas de conducta gramatical, a modo de catecismo doctrinario de como hay que hablar para que el mundo, según ellas, es decir, según el I.A.M., no se les resista. Están convencidas que el monstruo machista sigue imperando en el lenguaje y por tanto hay que hacer visible la presencia de las mujeres en los espacios de representación y autoridad.

Ven “machismo” en el lenguaje por doquier. Y por lo que parece de la agenda, ven catolicismo también por todas partes. No voy a entrar en, según dicen ellas –el IAM-, cómo hay que hablar. Pero que conmigo no cuenten. Yo no comparto la tesis de que el lenguaje es “machista” o se emplean términos sexistas. Porque el lenguaje no es macho ni hembra. Las palabras no tienen sexo. Tienen género: masculino, femenino o neutro. Y eso no quiere decir que en los seres humanos existan tres sexos: masculino, femenino y neutro. Aceptar que el lenguaje es sexista, es entrar en una dinámica que un servidor no está dispuesto a unirse. En ese juego no participo. El lenguaje del IAM, además de profuso, confuso obtuso y difuso, es dualista.

Las reflexiones que a continuación siguen no giran, sin embargo, en torno a si hay que decir llegó acompañada de su mujer, o llegó acompañada de su hombre. Cada cual, que llegue acompañado de cada quien (quiera llegar acompañado) y punto. Pero si a quien esperan es a un hombre, y éste llega acompañado de su esposa, lo natural es decir que llegó acompañado de su mujer. Igual que si a quien esperan es a Esperanza Aguirre y ésta llega acompañada de su marido, lo normal es que se diga Esperanza Aguirre llegó acompañada de su marido. Y no pasa nada. Se diga lo uno o lo otro, el lenguaje no se resiste a nadie, creo.

Se ve que cuando el ángel maligno no tiene nada en que más digno para dedicar sus ratos de ocio, con el extremo apendicular extermina coleópteros en el espacio etéreo. ¡País!.

Como digo, las reflexiones que siguen no giran al extravagante modo de hablar de “todos y todas”. Ese modo de hablar, como alguien dijo con mucho acierto, es un auténtico coñazo. Y las opiniones de los que han hablado y escrito en torno a este tema, me han parecido todas cojonudas, sí, cojonudas.

En fin, que el IAM, lo primero que tiene que hacer, siguiendo su doctrinaria agenda de 2007, es cambiarse el nombre: Instituto es masculino. Y como lo importante es tanto lo que se nombra, como lo que no se nombra, así como el modo en el que [las mujeres] somos nombradas, lo suyo es que el IAM, sea AMA [Academia (o Agencia) de la Mujer Andaluza].

Si el “feminismo” (¿por qué no hembrismo frente a machismo?) de la agenda salta a la vista, y me causa displicencia; el laicismo de la agenda es vulgar, egoísta y me produce estupor. Sí, porque el propio I.A.M. es contradictorio consigo mismo. Pregona una cosa y yerra en los errores que achaca a los demás. Ellas, el I.A.M., que se creen perfectas hablando y escribiendo así, son igualmente “machistas o masculinistas” y catolicistas según les interese. En efecto, para hacer gala de agnosticismo (paganismo cateto a mi parecer) señalan el 6 de enero como “fiesta del 6 de enero”; el 15 de agosto, como “festividad del 15 de agosto”; el 8 de diciembre como festividad del 8 de diciembre; y el 25 de diciembre como festividad del 25 de diciembre. Sin embargo, el jueves y el viernes santo, lo señalan como eso, como ¡jueves y viernes santos!. O sea, lo normal.

Pero, aunque recojan el 8 o el 25 de diciembre como festividades del 8 o del 25 de diciembre esos días, son los días de la Inmaculada y de Navidad, lo quieran o no, es así. O aunque señalen el 6 de enero como “fiesta del 6 de enero” ese día es el día de Reyes. Y aunque apunten el 15 de agosto, como “festividad del 15 de agosto”, ese día, en España, de toda la vida de Dios, sí, de toda la vida de Dios, es el día de la Virgen, lo quieran o no. Igual que el jueves y el viernes santo, lo han señalado como eso: jueves y viernes santos. Un embuste por mucho que se repita, no deja de ser eso: engañifa.

Pero la contradicción del I.A.M. en su vertiente laicista-feminista, llega con el día 1 de noviembre: lo señalan en la referida agenda como “día de todos los santos”. No es la festividad del 1 de noviembre, ni la festividad de todas las santas y todos los santos, no. Es la festividad de todos los santos. Festividad “católica” y “machista”. Así aparece en la agenda del I.A.M., que invitaba en el año 2007 a ¡acompasar los cambios sociales con los cambios lingüísticos!.

Una última badajada: señalaron como el día de la mujer rural el 15 de octubre. Bien. ¿Y el día de las mujeres urbanitas, ¿cuando es?. O las mujeres de ciudad no tienen día?

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